Por Sherry Spalding
Déjame empezar por decir que salir y ver los sitios es sólo una parte de la aventura. Aprender algo nuevo y mantener tu mente abierta a lo imposible es mantenerse joven por siempre.
Todos en el mundo de los tesoros han oído hablar del tesoro de la mítica o mejor dicho, la legendaria ciudad perdida del oro o el Santo Grial o en este caso, El Dorado. Hay muchas historias por ahí, con hechos y con algo más. Así, son más historias de fogata que otra cosa. Lo que voy a compartir con ustedes no es una historia fogata, y pronto lo será.
Esta primavera fui a una reunión familiar con mis padres, mi marido y mis dos hijos. Nuestro destino era profundamente en el desierto de Nevada. Nuestro objetivo era simple relajación, la exploración y en el caso de mi padre y mi marido, jugando con detectores de metal. El primer día nos instalamos en el campamento y discutimos un plan para el día siguiente. El día siguiente nos sorprendió con una tormenta de nieve. Yo junto con mi madre y mis hijos decidimos quedarnos en el remolque y jugar. Mi padre y mi marido tenían otras ideas. Ninguna lluvia, aguanieve o nieve los iba a mantener en el remolque. Tomaron sus detectores de metales y fueron a la montaña.
Alrededor del medio día mi padre y mi marido regresaron al campamento. Ambos llegaron con una mirada de desilusión en sus rostros. Pero no por mucho tiempo, mi esposo no podía mantenerla y de pronto nos mostraron una pepita de oro de 1/4 onza. Mi esposo ha estado detectando metales por alrededor de 7 años y esta era la primera pepita de oro que ha encontrado con un detector de metales. Lo encontró con su Tesoro Cortes, que es una máquina de monedas. Tan rápido como llegaron al campamento, se habían ido de nuevo.
La nieve dejó, pero seguía bastante frío. Durante su visita al interior del remolque yo seguía mirando por la ventana. Mi madre, como todas las madres, podía ver la depresión en mis ojos. Ella me preguntó si yo quería ir a detectar metales con los chicos y yo le dije que estaba bien, además de que no tenía un detector. Mi madre, haciendo lo que hacen las madres, produjo su nuevo Tesoro Lobo Súper TRAQ y me dijo que vaya a jugar. Yo le dije que no sabía nada acerca de la detección de metales. Ella dijo una tontería y me dio un curso acelerado. Me sorprendió lo fácil que era su uso. Incluí a mi hijo y nos fuimos de ahí.
Casi de inmediato empezamos a encontrar los objetivos. Yo encontré clavos, tachuelas de arranque y latas oxidadas, nada del otro mundo pero nos estábamos divirtiendo. Alrededor de un cuarto de milla más lejos, el SuperTRAQ hacía mucho ruido. Comencé a cavar esperando encontrar una lata oxidada. Busqué por cerca de cuatro pulgadas y pasé el Súper TRAQ nuevamente sobre el agujero. La señal estaba todavía allí, así que abrí otro agujero de cuatro pulgadas. Esta vez se había ido. Me encontré con el detector sobre la tierra que sacó del hoyo y me encontré con el objetivo de nuevo. Busqué a través de la pila de tierra y no pude encontrar el pedazo de metal oxidado. Entonces comencé a correr puñados de tierra sobre la bobina, mientras lanzaban las rocas a un lado. Pasé por toda la pila y nada. Me acordé de mi marido a hablar sobre objetivos fantasmas y me di cuenta de que seguramente fue eso lo que había escuchado.
Mientras me ponía de pie puse el Súper TRAQ al lado, cerca de las rocas que había estado arrojando a un lado y volvió a sonar. Yo estaba un poco desconcertada. Entonces comencé a correr cada roca individualmente a lo largo de la bobina hasta que lo encontró. La roca era una roca blanca turbia. Empecé a frotar el barro y para mi sorpresa, en la roca había venas amarillas corriendo a lo largo de ella. Se me escapó un grito y mi hijo me preguntó si era oro y yo le dije que sí. Nunca había corrido tan rápido en mi vida. Corrimos todo el camino de vuelta al campamento.
Mi marido y mi padre estaban en el campamento y se quedaron allí mientras yo corría gritando hacia ellos. Cuando llegué a mi marido le entregué la piedra y me dijo: ¿es esto lo que creo que es? Usted debió haber visto la incredulidad en sus ojos cuando le di la roca de cuarzo de 10.55 oz que acababa de encontrar y que tenía cordones de oro. Me miró como si pensara ¿cómo puede una persona que ni siquiera sabe cómo encender la máquina, encontrar algo como esto?
Pues yo te diré como, Tesoro. Eso es todo lo que necesita ser dicho. Cuando un explorador novato, que ni siquiera sabe lo que está haciendo, encuentra algo que se ha buscado desde sus inicios, eso es algo, eso es Tesoro.
¿He mencionado que hasta hace un par de horas antes de mi marido había encontrado la pepita más grande que mi padre había visto en esa zona? Bueno, al menos llegó a presumir de esa cantidad de tiempo. ¿Y mencioné que mi padre ha estado en estas montañas durante seis años en busca de la piedra pequeña con una de esas máquinas que valen más de tres mil de dólares? Aunque todavía no tengo un detector de metales, espero que algún día lo tenga. Esto es, si mi marido me permitirá ir con él de nuevo. Salir y explorar. Nunca sabrá lo que se puede encontrar hasta que lo haga y sólo así tal vez usted pueda traer a casa un pedazo pequeño de El Dorado por su cuenta.
* - Reproducido con permiso de Tesoro, "Información de detector de metales" - 22 ª edición